NUEVA YORK.- La Gran Manzana, hogar de más de 38 mil inmigrantes en los albergues, se enfrenta a una creciente crisis humanitaria.
La administración del alcalde Eric Adams anunció la continuación de cierres de refugios y recortes en la asistencia legal para solicitantes de asilo, argumentando que el presupuesto actual es insuficiente para atender la demanda.
Desafíos presupuestarios y responsabilidad estatal
La controversia se centra en la falta de fondos estatales.
Según Liz García, portavoz de la oficina del alcalde Adams, la gobernadora Kathy Hochul no asignó nuevos fondos a la Ciudad de Nueva York para los costos relacionados con los solicitantes de asilo en el presupuesto aprobado el 1º de mayo.
Esta “brecha en la financiación estatal” ha llevado a la inevitable decisión de cerrar el Centro de Ayuda para la Solicitud de Asilo en el área de West Side a finales de junio, así como otras dos instalaciones en Times Square y el Bronx.
La ciudad de Nueva York ha destacado que ha brindado atención a más de 236 mil inmigrantes en la gestión de casos, con un gasto que supera los 7 mil 500 millones de dólares en los últimos tres años, habiendo recibido únicamente 200 millones para cubrir estos costos.
La decepción es palpable, ya que el centro a punto de cerrar ha asistido en más de 109 mil solicitudes de asilo y trabajo, de acuerdo con la oficina del Alcalde.
Contrapuntos y la incertidumbre de los migrantes
Mientras tanto, la administración estatal de Kathy Hochul ha defendido su postura, argumentando que la llegada de extranjeros al territorio ha disminuido un 95% y que la Ciudad aún dispone de margen presupuestario para la asistencia legal.
Además, el Programa de Asistencia para la Reubicación de Migrantes de Nueva York (MRAP), que ayudaba a las personas a dejar los albergues, dejará de aceptar nuevas solicitudes a partir del 15 de junio.
Esta situación deja a la población migrante en Nueva York en un estado de incertidumbre, con sus casos de asilo pendientes y un acceso cada vez más limitado a los recursos esenciales.
La disparidad de criterios entre la Ciudad y el Estado subraya la complejidad de una crisis que sigue exigiendo soluciones urgentes y coordinadas.