HARTFORD.- Dos hombres encarcelados en la prisión más grande de Connecticut han pasado más de una semana en huelga de hambre para protestar por las condiciones en el lugar.
Jacky Robinson y James Davenport, ambos reclusos en MacDougall-Walker Correctional Institute en Suffield, dicen que están tratando de crear conciencia sobre lo que describen como “trato inhumano” por parte del personal, servicios de salud mental inadecuados en el centro y políticas más amplias dentro del sistema de justicia que consideran injusto.
Robinson, de 44 años, dice que comió por última vez el 7 de junio, mientras que Davenport, de 46 años, dice que comió por última vez el 8 de junio.
Ambos expresaron que desde entonces solo han bebido agua.
“Hoy ha sido el peor. Mi estómago tiene mucho ardor y calambres, y estoy muy, muy mareado y aturdido”, declaró Robinson el lunes pasado.
Los familiares de los dos hombres dicen que les preocupa su condición física después de varios días sin comida y han pedido a los funcionarios que los saquen de sus celdas y los pongan en observación a tiempo completo.
La novia de Davenport, Tammy Thompson, dijo que llamó tanto a la prisión como a la sede del Departamento de Correcciones (DOC) para solicitar que recibiera atención médica más cercana.
“Estoy muy preocupada. No se da por vencido, pero parece que se está debilitando”, indicó Thompson el lunes pasado.
Thompson dijo que Davenport fue hospitalizado brevemente después de desmayarse durante el fin de semana, pero desde entonces fue devuelto a su celda.
Un portavoz del Departamento Correccional reconoció las huelgas de hambre el lunes pasado en una breve declaración, pero se negó a responder a las preocupaciones de los familiares o compartir los protocolos de la agencia para cuando los reclusos se niegan a comer.
“La seguridad y la salud de las personas bajo nuestra supervisión es una preocupación primordial”, comentó el portavoz.
“Los miembros del personal de servicios de salud del Departamento Correccional están monitoreando a ambos individuos regularmente para garantizar su bienestar”, agregó el vocero.
Tanto Robinson como Davenport están cumpliendo cadena perpetua por asesinatos cometidos en otros estados (Robinson en Ohio y Davenport en Oregon) y están encarcelados en Connecticut como parte de un pacto de transferencia interestatal.
En una entrevista telefónica, Robinson enumeró una serie de preocupaciones que motivaron su huelga de hambre, incluida la mala alimentación en prisión, el maltrato por parte del personal, la falta de atención médica y de salud mental, sentencias para los acusados juveniles que considera demasiado duras, elementos de su propia convicción que considera injustos y una “falta de rehabilitación” generalizada del sistema de justicia.
Davenport, quien en 2010 fue retirado del corredor de la muerte en Oregon después de que se le descubriera que tenía una discapacidad intelectual, dijo que no ha podido obtener los medicamentos que necesita ni acceder a programas que, según dice, lo ayudarían.
Tanto Davenport como Robinson dijeron que planean continuar con sus huelgas de hambre hasta que sientan que los funcionarios penitenciarios han tomado en serio sus preocupaciones.
Según un fallo de la Corte Suprema de Connecticut de 2012, los funcionarios del DOC pueden alimentar a la fuerza a los reclusos para protegerlos de una deshidratación y desnutrición que ponen en peligro sus vidas.
El viernes pasado, antes de ser hospitalizado, Davenport dijo que había bajado de peso y había sentido mareos. Robinson dijo el lunes que pesa aproximadamente 230 libras después de comenzar la huelga con 250 libras.
La MacDougall-Walker Correctional Institute, donde están encarcelados Robinson y Davenport, es una instalación de alta y máxima seguridad que alberga a más de mil 500 personas. Por población, es la prisión más grande del área de Nueva Inglaterra.