WASHINGTON DC.- Las muertes por sobredosis han superado las 100 mil por tercer año consecutivo, según datos federales publicados el miércoles pasado, un recordatorio de que los Estados Unidos sigue sumido en una epidemia intratable alimentada por la potente droga callejera fentanilo.
Según datos provisionales publicados por los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC), se estima que 107 mil 543 personas murieron en 2023, una ligera disminución con respecto al año anterior.
La agencia lo describió como la primera disminución anual de muertes desde 2018, aunque los expertos advirtieron que las cifras podrían aumentar en los años siguientes y que el número de muertes sigue siendo inaceptablemente alto.
“Es sólo una victoria parcial”, manifestó Donald Burke, investigador de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh, quien cree que el número de muertes seguirá aumentando, citando su análisis de décadas de datos de mortalidad.
El miércoles pasado, los CDC describieron la disminución como una señal de que los esfuerzos federales para ayudar a prevenir muertes y tratar la adicción en los estados están dando frutos. Podría impulsar al presidente Joe Biden mientras busca la reelección y los republicanos lo critican por la seguridad fronteriza y el flujo de fentanilo sintetizado por grupos criminales mexicanos.
“Este progreso en los últimos 12 meses debería hacernos querer revitalizar nuestros esfuerzos sabiendo que nuestras estrategias están marcando una diferencia”, expresó Deb Houry, directora médica de los CDC.
Historias de sobredosis fatales
Más allá de la política y las estadísticas, las historias de los muertos por las drogas en 2023 indignaron a las comunidades y angustiaron a las familias de todo el país, como el niño de un año de edad que murió después de ingerir accidentalmente fentanilo en una guardería de Nueva York, los cinco miembros de la pequeña Tribu Lummi del estado de Washington que sucumbió en una semana y las ocho personas que murieron en cuestión de días en un condado fronterizo de Texas.
En Alabama, donde se estima que las muertes por sobredosis aumentaron un 8% en 2023 respecto al año anterior, Jamie O’Quinn sucumbió a una batalla de años contra la adicción en marzo de ese año.
Según su madre, este hombre de 47 años, padre de cuatro hijos, se volvió adicto a las drogas mientras estuvo en la prisión estatal durante 16 años debido a su papel en un accidente automovilístico fatal.
Emergió como un hombre destrozado y atormentado por la culpa por su adicción. O’Quinn, un calderero, sobrevivió a dos sobredosis antes de tomar una dosis fatal de fentanilo en la casa de su novia.
“Nunca llegó a conocer a sus hijos”, dijo su madre, Miriam Stephenson, de 77 años, de Jasper, Alabama. “Dejó que el poder de sus drogas lo arrastrara”, lamentó.
Luchan por encontrar respuestas
Los funcionarios locales, estatales y federales han luchado por encontrar respuestas a la epidemia de adicción, que comenzó hace décadas con analgésicos legales que inundaron las comunidades.
Cuando esas pastillas se volvieron difíciles de obtener, los consumidores recurrieron a la heroína, reemplazada a su vez por el fentanilo ilícito, que a menudo llega a las calles en forma de pastillas.
El opioide sintético, hasta 50 veces más potente que la heroína, provocó un aumento vertiginoso del número de muertes, que superó las 100 mil a nivel nacional por primera vez en 2021.
Al año siguiente, según datos federales, el aumento se desaceleró, pero aun así alcanzó casi 110 mil muertes confirmadas, un récord.
En 2023, el número estimado de muertes atribuidas a opioides sintéticos como el fentanilo fue de 74 mil 702, una ligera disminución con respecto al año anterior.
Estadísticas provisionales
Los datos publicados el miércoles pasado son provisionales. Algunos estados tardan más en informar las muertes por sobredosis, ya que los informes toxicológicos pueden tardar semanas o meses en finalizar.
Las tendencias de las sobredosis fatales variaron regionalmente, lo que refleja el mercado de drogas ilícitas en constante evolución, las diferencias en cómo los estados abordan la reducción de los daños de los narcóticos y las barreras para obtener tratamiento por uso de sustancias, de acuerdo con los expertos.
Algunos estados, incluidos Indiana, Kansas y Nebraska, informaron disminuciones significativas con respecto al año anterior.
En Maine, las muertes en 2023 disminuyeron casi un 16% respecto al año anterior a unos 600 casos.
Gordon Smith, director de respuesta a los opioides del estado, atribuye la inversión de decenas de millones de dólares en fondos estatales a los centros de tratamiento y la contratación de casi 50 personas para ayudar a conectar a los sobrevivientes de sobredosis con los servicios, dijo.
El estado ha comprado 500 mil dosis del medicamento para revertir sobredosis naloxona desde 2019, la mayoría entregadas por grupos de reducción de daños a través del correo o programas de intercambio de jeringas.
“Dar prioridad a la distribución a personas que consumen drogas ha tenido un impacto absoluto”, precisó Whitney Parrish Perry, directora de operaciones de Maine Access Points, una organización de reducción de daños que trabaja con el estado para entregar naloxona.
Aumento de sobredosis en algunos estados
Pero en estados occidentales como Alaska, Oregón y Washington, el fentanilo se generalizó más tarde que en otras regiones. En 2023, eso provocó aumentos de al menos el 27% en esos estados en comparación con el año anterior, según los CDC.
En Oregón, los datos muestran que se estima que se produjeron poco más de mil 800 muertes por sobredosis en 2023, frente a unas 500 en 2016. Las muertes, junto con el consumo público de drogas y las preocupaciones sobre la delincuencia en ciudades como Portland, llevaron a los legisladores este año a revertir una Ley que despenalizó la posesión de pequeñas cantidades de drogas.
Caleb Banta-Green, profesor investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington que estudia las tendencias de las sobredosis, señaló que las muertes por sobredosis en su estado han aumentado incluso con amplios suministros de naloxona disponibles.
Hizo hincapié en que las comunidades necesitan mejorar el acceso al tratamiento y abordar fuerzas mayores que llevan a las personas a la adicción, como la desigualdad de ingresos y la vivienda.
“Sabemos que la naloxona no es la respuesta por sí sola”, dijo Banta-Green.
Los datos de los CDC también mostraron un aumento en las muertes relacionadas con la metanfetamina y la cocaína. (Tomado de The Washington Post e Infobae).