NORWALK.- A medida que los niños regresan a la escuela, la escasez de maestros en Connecticut afectará seriamente el nuevo año escolar.
El Departamento de Educación del Estado encontró que numerosos departamentos escolares enfrentan una escasez de personal.
Encuestas y estudios mostraron que la escasez se viene gestando desde hace años y, como resultado, el agotamiento de los docentes.
Si bien el Estado ofrece una serie de incentivos para atraer nuevos maestros a las escuelas públicas, los expertos en educación creen que se puede hacer más.
Kate Dias, presidenta de la Asociación de Educación de Connecticut, dijo que una solución que se está considerando es que el Estado se una al Interstate Teacher Mobility Compact.
“Creo que hay muchas conversaciones sobre si eso tiene sentido para nosotros, y qué relación tendría con nuestra reciprocidad que hemos ampliado, y apreciamos un enfoque cauteloso en ese sentido. Creo que la conversación, por necesidad, se ha desplazado hacia lo que tiene más sentido para nosotros en este momento”, afirmó Dias.
Señaló que otra cuestión que se está considerando es si se podrían mantener los estándares educativos de Connecticut.
Aunque Dias no descarta el pacto, ella y otros expertos en educación estatal creen que podría haber otras soluciones para resolver la escasez de docentes en el Estado. Hasta ahora, 10 estados se han sumado al pacto y otros cinco están considerando formar parte de él.
Además de los desafíos que presenta para los docentes, también tiene efectos en los estudiantes. Además de la escasez que hace que las escuelas cierren, Dias dijo que la mayor preocupación es el aumento del tamaño de las clases.
“Sabemos que el punto óptimo en la educación es que haya suficientes estudiantes para tener una interacción sana y divertida, y no abrumar el espacio de aprendizaje, y eso termina estando en ese rango de 20 a 22”, explicó Dias. “Cuando el tamaño de las clases comienza a aumentar, realmente se comienza a tener una cantidad de atención cada vez menor”, agregó.
Dias añadió que prácticas anticuadas como pedir a los futuros profesores que paguen por ser trabajadores y los altos costos de matrícula universitaria han sido un impedimento para que las personas sigan una carrera en educación.
El Center for American Progress informó que tales costos provocaron una caída en la inscripción de un tercio entre 2010 y 2018.