STAMFORD.- En los últimos meses de la presidencia de Donald Trump, un nuevo plan para sellar la frontera sur de Estados Unidos empezó a ganar impulso: una barrera flotante para desalentar a los migrantes de cruzar desde México.
La idea nunca se materializó. Pero tres años después, el gobernador de Texas, Greg Abbott, la ha empezado a implementar.
Texas instaló este mes una barrera flotante, unas boyas de color naranja cada una del tamaño de una bola de demolición, que se extiende aproximadamente a lo largo de tres campos de fútbol en el río Bravo (Grande).
Se trata de una estrategia no probada para disuadir a los inmigrantes a lo largo de la frontera estadounidense, ya fortificada en amplios tramos con altas vallas de acero y alambre de púas.
La instalación de las boyas en el río Bravo ha llevado a Texas a un nuevo enfrentamiento con el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden sobre la inmigración en los mil 930 kilómetros (mil 200 millas) de frontera del estado con México.
El Departamento de Justicia ha pedido a un tribunal federal que ordene a Texas retirar las boyas, alegando que la barrera genera problemas humanitarios y medioambientales a lo largo de la frontera internacional.
Abbott ha desestimado la demanda, aclamado por sus aliados conservadores, deseosos de que se genere jurisprudencia que faculte a los estados a adoptar medidas más agresivas contra la inmigración.
Esa batalla legal se produce mientras el gobierno del presidente Biden defiende ante los tribunales una nueva norma de asilo.
Un juez federal bloqueó esta semana la política que el gobierno considera una forma de controlar la frontera sur y que al mismo tiempo mantiene vías para que los inmigrantes puedan presentar solicitudes de asilo válidas.
La orden del juez no entrará en vigor hasta dentro de dos semanas.
Administración Biden demanda a Texas por el “muro acuático”
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos informó que demandó al estado de Texas por las barreras flotantes instaladas en el río Bravo para frenar la inmigración en la frontera con México.
“La ´Ley de Ríos y Puertos´” es clara al prohibir la colocación de barreras u obstrucciones no autorizadas en el río Bravo y otras aguas navegables de los Estados Unidos”, dijo el fiscal general adjunto de los Estados Unidos, Todd Kim.
La demanda fue presentada en un tribunal federal de Austin, Texas, con el argumento de que el Gobierno del sureño estado violó las leyes que rigen las vías fluviales navegables, al erigir las barreras sin solicitar primero los permisos del país.
Además, la demanda alega que las barreras amenazan la navegación y la seguridad pública, y presentan preocupaciones humanitarias.
La administración del presidente Joe Biden había advertido previamente al gobernador de Texas, Greg Abbott, que se podría evitar una batalla legal eliminando los obstáculos del río que divide a México y los Estados Unidos.
Abbott, político republicano, sostiene que al negarse a eliminar los obstáculos está protegiendo el interés soberano de Texas de proteger sus fronteras, un problema que afirma que la administración de Biden ha ignorado.
En tanto, hace unos días, el embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma, informó que las autoridades del país latinoamericano se encuentran analizando las implicaciones de la colocación de boyas con alambres y púas en el tramo que separa a las ciudades de Eagle Pass, Texas, y Piedras Negras, Coahuila.
En una publicación compartida en sus redes sociales, el diplomático mexicano aseveró que el llamado “muro acuático” es violatorio de los acuerdos entre ambas naciones.
“Revisamos sus implicaciones bajo el Tratado de Aguas México-Estados Unidos y su impacto en la seguridad de migrantes, para que México pueda realizar las demandas procedentes”, informó el diplomático mexicano.
México acusa que el 75% del “muro acuático” está en su territorio
La titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) mexicana, Alicia Bárcena, señaló que el 75% de las boyas que fueron instaladas en el Río Grande, en la frontera entre México y los Estados Unidos, está en territorio mexicano, por lo que se han enviado dos notas diplomáticas al Gobierno estadounidense, en inconformidad.
Aunque la instalación de las boyas con púas y alambres ocupa apenas 305 metros de los más de 3 mil kilómetros que componen la frontera que divide a México con los Estados Unidos, 230 metros del llamado muro acuático está en territorio mexicano, subrayó la dependencia latinoamericana para sustentar su inconformidad.
“Estamos hablando de 305 metros, no estamos hablando de los 3 mil 500 kilómetros, es un espacio pequeño, pero el principio es lo que nosotros queremos destacar porque, de estos 305, pues hay 230 que están más bien del lado nuestro. Entonces, hemos enviado ya dos notas diplomáticas muy claras diciendo que se está violando el Tratado de 1944 y el de 1970”, sentenció Bárcena.
Asimismo, la canciller mexicana destacó el hecho de que la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, haya interpuesto una demanda contra el Gobierno de Texas, liderado por el republicano Greg Abbott, con una insistente retórica antiinmigrante.
“Pero algo muy importante es que el presidente Joe Biden, a instancias del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, está haciendo una denuncia. Hay una decisión del Gobierno federal de apoyar a México en relación a esta acción, que es una acción bastante unilateral y muy de un estado de los Estados Unidos”, recalcó.
A inicios de julio, Abbott publicó en sus redes sociales imágenes de las boyas naranjas dispuestas en el río Bravo, presuntamente para detener el flujo migratorio desde México hacia Texas, cuyas dimensiones despliegan frontera con los estados mexicanos de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua.
“La instalación de una barrera acuática comenzó. El Departamento de Seguridad Pública de Texas está supervisando el proyecto”, afirmó el gobernador, dimanado (nacido) del Partido Republicano y quien ha hecho del combate a la migración irregular uno de sus principales ejes para ganar votantes, de cara a su reelección.
El “muro acuático” se conforma por una serie de boyas de poco más de un metro de diámetro que, según información de las autoridades locales, abarcarán una primera etapa de aproximadamente 300 metros de largo y serán colocadas en los alrededores de Eagle Pass.
Boyas flotantes pueden perjudican relaciones diplomáticas
La Casa Blanca indicó que la barrera flotante que colocó Texas en el río Bravo para frenar migrantes puede ser perjudicial para las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y México.
“Claramente no es algo que esté ayudando. Pero no puedo confirmar que haya habido un impacto directo en las relaciones diplomáticas con México”, respondió el portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, John Kirby. (Servicios combinados).