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Friday, February 7, 2025

¿El lanzamiento de la vacuna en CT está dejando atrás a hispanos y afroamericanos?, se preguntan defensores

Dicen que la distribución de la vacuna estrictamente por edad pasa por alto a las poblaciones que también están en alto riesgo.

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BRIDGEPORT.- Merrill Gay ayudó a su anciana madre, encerrada sola en su casa, a concertar una cita, la semana pasada, para vacunarse contra el coronavirus.

Mientras tanto, se les ha dicho a los miles de trabajadores de cuidado infantil que son miembros de la coalición que él lidera, la Early Childhood Alliance, que tendrán que esperar más de un mes para que les llegue su turno para hacer una cita.

Los adultos mayores tienen muchas más probabilidades de morir de COVID-19, y el gobernador Ned Lamont y su administración han dado prioridad a los residentes de edad avanzada para la vacuna contra el COVID-19.

Pero el grupo de 65 años o más en Connecticut es 84 por ciento blanco, en comparación con 67 por ciento en todo el Estado.

Para algunos, eso ha planteado la pregunta de si los planes del Estado para extender la vacuna contra el COVID-19 a las personas de 65 a 74 años consideran adecuadamente las otras poblaciones más afectadas por el virus: los residentes hispanos y afroamericanos.

La mamá de Gay es blanca. Mientras tanto, a los trabajadores de cuidado infantil, supermercados y transporte público, grupos que son desproporcionadamente latinos y afroamericanos, se les ha dicho que tendrán que esperar al menos otro mes para hacer una cita, mientras que los mayores de 65 años se vacunan. Aquellos con problemas de salud subyacentes que se ven más afectados por el COVID-19 también tienen que esperar su turno, a menos que tengan al menos 65 años.

Los defensores dicen que la distribución de la vacuna estrictamente por edad pasa por alto poblaciones que también están en alto riesgo.

“El proceso de las vacunas tiene que verse a través de una lente racial. Tiene que ser visto a través de una lente de equidad”, comentó Georgia Goldburn, quien dirige el Hope Child Development Center en New Haven, cuyo personal mayoritariamente es hispano y afroamericano y no tiene la opción de quedarse en casa si quiere un cheque de pago.

La administración de Lamont utiliza la edad para determinar la elegibilidad de la vacuna porque la edad es proporcional a la mortalidad por COVID-19.

Si bien el riesgo de morir por COVID-19 aumenta considerablemente con la edad en todos los grupos raciales, no lo hace al mismo ritmo.

Los residentes blancos de 65 a 85 años tienen tasas de mortalidad más bajas en comparación con sus contrapartes afroamericanas e hispanas, de acuerdo con un análisis de CT Mirror.

Un residente estatal blanco de 65 años tiene una tasa de mortalidad similar a la de un residente afroamericano de 55 años y un residente hispano de 60 años.

Gregg Gonsalves, profesor asistente de epidemiología en la Universidad de Yale, dijo que las disparidades en las tasas de mortalidad por COVID-19 entre los residentes blancos, afroamericanos y latinos son predecibles, ya que los datos han mostrado durante mucho tiempo un acceso desigual a la atención médica y una menor esperanza de vida para las poblaciones minoritarias.

“Estamos partiendo de una línea de base que no es igual para empezar”, indicó.

Sin embargo, Saad Omer, profesor de epidemiología en la Universidad de Yale, recomendó priorizar los grupos según la edad, en parte porque las consideraciones explícitas de raza en los criterios de elegibilidad están abiertas a desafíos legales.

“La raza no es el único determinante de los resultados de salud”, argumentó.

Si el Estado priorizara a las personas con afecciones subyacentes, eso naturalmente haría que más personas de color fueran elegibles, precisó Jennifer Tolbert, directora de reforma de salud estatal de Kaiser Family Foundation.

Lamont señaló que ceñirse principalmente a un despliegue basado en la edad es el enfoque más rápido.

“Tenemos esa prioridad en función de la edad, ya que es la más fácil de administrar y la más directa, por lo que le pedimos a todas las personas que aún no son elegibles que tengan paciencia”, agregó Tolbert.

Los expertos en salud señalan, sin embargo, que priorizar la eficiencia puede resultar a costa de distribuirla de manera equitativa.

“Ciertamente existen problemas de equidad en lo que respecta al acceso a la vacuna”, comentó Tolbert de Kaiser Family Foundation, y agregó que dirigirse a las poblaciones mayores puede ayudar a garantizar que los hospitales tampoco se abrumen con los pacientes de COVID-19.

 

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