NEW HAVEN.- Independientemente de la efectividad de una vacuna contra el COVID-19, muchos factores, incluida la aceptación pública, determinarán el éxito de un programa de vacunación, según un estudio realizado por la Yale School of Public Health (YSPH).
“La infraestructura contribuirá al menos tanto al éxito del programa de vacunación como la vacuna en sí misma”, manifestó David Paltiel, profesor de salud pública de la YSPH.
La investigación, publicada el jueves pasado en Health Affairs, se produce en momentos en que el esfuerzo mundial para desarrollar una vacuna contra el COVID-19 está preparado para producir candidatos aprobados para la distribución a gran escala.
Pfizer y BioNTech han anunciado una tasa de eficacia de casi el 95 por ciento para la vacuna contra el COVID-19 que están desarrollando conjuntamente, después del análisis de un ensayo clínico en curso de unas 44 mil personas en todo el mundo.
Moderna ha anunciado el desarrollo de un fármaco con casi el mismo ritmo. Y AstraZeneca y Johnson & Johnson también tienen en marcha ensayos clínicos avanzados de candidatos a vacunas.
Pfizer, con sede en Groton, y su socio alemán BioNTech solicitaron el viernes pasado la aprobación de la U.S. Food & Drug Administration (FDA), mientras que la agencia trabaja para definir la evidencia que requerirá para autorizar las vacunas en las próximas semanas o meses.
Mientras eso sucede, los miembros del Gov. Ned Lamont’s COVID-19 Vaccine Advisory Group dijeron que están trabajando para encontrar dinero y formular planes sobre cómo distribuir las vacunas.
Entre los muchos detalles que deben resolverse se encuentran las cuestiones de quién recibirá las primeras dosis y cómo llegarán los medicamentos.
Habrá muchos desafíos, incluido el hecho de que la vacuna de Pfizer tendrá que mantenerse a temperaturas inferiores a los 90 grados Fahrenheit bajo cero
Los investigadores de Yale crearon su propio modelo matemático para estimar el éxito de una vacuna. Depende, concluyeron, de varios factores, entre ellos la eficacia de la vacuna, la velocidad de fabricación y distribución, la capacidad de persuasión de las campañas públicas para promover la aceptación de la vacuna y la gravedad de la pandemia cuando se introduce la vacuna en la comunidad.
Jason Schwartz, profesor asistente en el Departamento de Política y Gestión de Salud de YSPH y autor del estudio, dijo que sus hallazgos subrayan la necesidad de invertir en redes de distribución y los esfuerzos para generar confianza pública en las vacunas.
También instó a las personas a continuar participando en prácticas que ya se ha demostrado que limitan la propagación del virus.
“Incluso con una vacuna altamente efectiva, todavía necesitaremos una adherencia sostenida al uso constantes de máscaras, distanciamiento físico y otras prácticas de mitigación durante algún tiempo para controlar la crisis de salud pública”, apuntó Schwartz en el estudio de Yale.