
Nelson Pinos compartió un picnic con la comunidad para agradecer el apoyo brindado en estos momentos difíciles
NEW HAVEN.- El inmigrante ecuatoriano Nelson Pinos cumplió casi seis meses de permanecer en un santuario, viviendo en una pequeña habitación en una iglesia fuera del campus de la Universidad de Yale.
Para agradecer el apoyo recibido por parte de la comunidad en estos momentos difíciles, el hispano compartió, el viernes pasado, un picnic con la comunidad, en el que los asistentes disfrutaron de hamburguesas, perritos calientes y limonada.
En el picnic, Nelson y su familia le dijeron “adiós” y “feliz verano” a los estudiantes universitarios locales, que lo han apoyado a Nelson desde que se refugió en la First & Summerfield Church unas cuatro semanas antes de la Navidad.
Los asistentes participaron con la creación de pancartas comunitarias y obras de arte, en la esquina de la College y Elm Street.
Nelson Pinos ha estado acompañado de su esposa Elsa Calle y de sus hijos ciudadanos estadounidenses Ally (13 años), Brandon (5) y Kelly (16).
De acuerdo con la historia del inmigrante, en lugar de dejar a su familia y subir a un avión rumbo a su país, Nelson tomó la decisión de refugiarse en una iglesia santuario el 30 de noviembre de 2017.
El hispano lo único que pide es un proceso legal conforme a la ley para que su caso sea escuchado por un juez.
Nelson llegó a los Estados Unidos en 1992 desde Ecuador. Ha trabajado en una fábrica durante más de 15 años. Él es dueño de su propia casa y paga impuestos, se dio a conocer.
Todos los años se reportó al U.S. Immigration and Customs Enforcement (ICE) y llenó todos los formularios requeridos.
Año tras año las autoridades de inmigración le dijeron que no corría el riesgo de ser deportado, pero en un control de rutina con el ICE, Nelson recibió un boleto a Ecuador y le notificaron que sería deportado en dos meses.
En ese momento, se le puso un brazalete en el tobillo que pesaba sobre su pierna. De acuerdo con sus más allegados, Nelson es un padre responsable y trabajador que ama a su familia y a los Estados Unidos, que ha sido su hogar durante 26 años.
Él no es una amenaza para sus vecinos, comunidad o para el país, declararon sus amigos y familiares.
Estar en un “Santuario” significa estar viviendo en la iglesia mientras el abogado archiva la documentación y el ICE lo procesa.
Los agentes federales tienen una política no oficial de no entrar a las iglesias para detener a los inmigrantes.