NEW HAVEN.- La organización de alimentos Connecticut Foodshare aprobó un fondo de emergencia por un millón de dólares para responder al impacto del cierre parcial del gobierno federal, informaron autoridades del banco de alimentos.
Este monto pretende aliviar de forma inmediata los efectos en la cadena de distribución alimentaria del Estado, donde muchas personas dependen de las donaciones y del apoyo comunitario para acceder a alimentos básicos.
El anuncio tuvo lugar desde Wallingford, donde la organización mantiene una de sus instalaciones centrales.
Los directivos explicaron que el cierre gubernamental podría generar interrupciones en programas federales alimentarios y afectar el flujo de recursos que usualmente apoyan operaciones estatales y locales.
Este financiamiento extraordinario servirá para sostener operaciones críticas, especialmente en un momento en que la demanda de asistencia alimentaria está en aumento.
Según declaraciones, se priorizarán despensas locales, camiones móviles y alianzas comunitarias para garantizar que las familias más vulnerables no queden desatendidas.
Los líderes de Connecticut Foodshare indicaron que este respaldo de emergencia no reemplaza los fondos federales regulares, sino que busca mitigar sus efectos de inmediato.
En el contexto de esta crisis temporal, también hacen un llamado para que los gobiernos estatal y local colaboren y refuercen su apoyo hacia los sistemas alimentarios comunitarios.
El cierre del gobierno ha generado preocupación porque podría afectar programas federales como el Supplemental Nutrition Assistance Program (SNAP) y otras ayudas esenciales ya comprometidas.
En Connecticut, otras iniciativas también evalúan medidas de respaldo fiscal para compensar vacíos presupuestales.
Mientras tanto, organizaciones de alimentación y despensas del estado monitorean de cerca la situación para ajustar sus planes operativos. El objetivo: mantener la continuidad del servicio pese a la incertidumbre política y financiera.
