BRIDGEPORT.- Las escuelas de Connecticut pueden haber cerrado los libros sobre los protocolos de la era de la pandemia y los cambios en la enseñanza, pero algunos de los efectos del COVID-19 persisten en el aula.
Uno de los problemas con los que aún se enfrentan los distritos escolares es el ausentismo crónico.
Los datos estatales muestran que el porcentaje de estudiantes de K-12 que están crónicamente ausentes está disminuyendo después de haber aumentado durante la pandemia. Sin embargo, las cifras aún no han vuelto a los niveles previos a la pandemia.
“Es un problema muy grave porque si los estudiantes no están allí, no podemos enseñarles”, expresó Fran Rabinowitz, directora ejecutiva de la Asociación de Superintendentes de Escuelas Públicas de Connecticut.
Los estudiantes están crónicamente ausentes si están ausentes por cualquier motivo durante el 10% o más de los días escolares.
Según datos estatales, el 17.7% de los estudiantes estuvieron ausentes crónicamente durante el año escolar 2023-2024, es decir, 87 mil 397 estudiantes.
Esto representa una reducción interanual por segunda vez desde el máximo de la pandemia de casi el 24% durante el año escolar 2021-2022.
“Cuando los niños asisten más, aprenden más. Estamos viendo mejoras en lo académico. Estamos viendo una caída en las derivaciones disciplinarias, suspensiones y expulsiones”, comentó el doctor Tony Gasper, superintendente del distrito escolar de New Britain.
El trabajo continúa para lograr que el ausentismo crónico vuelva a reducirse o incluso superar las tasas anteriores a la pandemia.
Durante el año escolar 2018-2019, aproximadamente el 10% de los estudiantes estuvieron ausentes crónicamente.
Rabinowitz dijo que algunos distritos están viendo el problema principalmente entre los estudiantes de secundaria y preparatoria, pero también entre estudiantes mucho más jóvenes.
“Aún tenemos el problema con el jardín de infantes. Creo que los padres no son tan conscientes de lo importante que es el jardín de infantes”, señaló la directiva.
En 2021, el Estado lanzó el Learner Engagement and Attendance Program (LEAP) dirigido a 15 distritos.
El LEAP es un programa de visitas domiciliarias basado en investigaciones que identifica y se asocia con las familias para mejorar la asistencia de los estudiantes y la participación familiar.
“Lo que están haciendo es contratar personas que trabajan con el distrito escolar que van personalmente a los hogares de los estudiantes y trabajan con ellos para que regresen a la escuela”, explicó Rabinowitz.
Un estudio de evaluación del programa encontró que las tasas de asistencia aumentaron en cuatro puntos porcentuales en el mes inmediatamente posterior a la primera visita de LEAP para la mayoría de los estudiantes.
Las tasas de asistencia continuaron aumentando en los meses siguientes, alcanzando un aumento promedio de aproximadamente siete puntos porcentuales para los estudiantes atendidos en el verano de 2021, y casi 15 puntos porcentuales para los estudiantes atendidos durante el año escolar 2021-22 después de seis meses.
Según el estudio, estos efectos fueron más notorios en el distrito escolar de Hartford.
Los distritos también están dando un salto a la creatividad para resolver el problema.
“Hacemos muchas rifas, obsequios de bicicletas, fiestas de pizza, eventos para padres por la noche, incluso entre pares”, precisó Gasper.
A medida que continúa el trabajo, las estrategias están cambiando en el panorama escolar posterior al COVID-19.