MIDDLETOWN.- Enfrentados a una oleada de cartas llenas de odio, grafitis racistas y amenazas violentas, los oficiales de la policía estatal de Connecticut dijeron buscan mejorar sus tácticas para tomar medidas enérgicas contra los delitos de odio y otros incidentes de prejuicios.
Dos incidentes recientes, en particular, llamaron la atención de los oficiales de policía y de la vicegobernadora Susan Bysiewicz, quienes convocaron una reunión en la sede de la policía estatal para abordar ambos asuntos.
El primer incidente involucró cientos de cartas que se entregaron a los residentes de Thompson a principios de este mes, que contenían diatribas homofóbicas, racistas y llenas de blasfemias dirigidas a varios funcionarios de la Ciudad y sus familiares.
En el incidente más reciente, que ocurrió durante el fin de semana, la policía de Hartford dijo que descubrió una serie de esvásticas y mensajes de supremacía blanca garabateados sobre un mural de Black Lives Matter que se había pintado recientemente cerca del suelo del Capitolio estatal.
La policía no ha realizado ningún arresto en ninguno de los casos, aunque el lunes pasado se reveló que hay una “persona de interés” detrás de las cartas que se distribuyeron en Thompson.
“Para aquellos que están participando en estas actividades, no se sientan empoderados. Sigan mirando por encima del hombro, porque una vez que crucen esa línea hacia la criminalidad, soportarás todo el peso de nuestros esfuerzos”, advirtió James Rovella, comisionado del Departamento de Servicios de Emergencia y Protección Pública.
Sin embargo, a pesar de la advertencia pública del Comisionado, los funcionarios de Connecticut han tenido dificultades para investigar y presentar cargos por el número rápidamente creciente de incidentes de prejuicio denunciados, según las estadísticas y entrevistas policiales.
En 2022, se informaron 207 incidentes relacionados con la propaganda de la supremacía blanca en Connecticut, según la Liga Antidifamación, lo que representa un aumento del 115 por ciento con respecto al año anterior.
Al mismo tiempo, la policía estatal de Connecticut se involucró en 59 casos de posibles delitos de odio, lo que resultó en cinco arrestos, cuatro citaciones para menores y dos casos remitidos al FBI.
Entre las dificultades que enfrentan la policía y los fiscales está la falta de un procedimiento uniforme para manejar posibles delitos de odio, las bajas tasas de denuncia y el hecho de que muchos incidentes de odio, racistas o antisemitas pueden no alcanzar el nivel de un delito.
Con el fin de mejorar las investigaciones y realizar un mejor seguimiento de la cantidad de incidentes en Connecticut, los legisladores estatales votaron para codificar la existencia de la Unidad de Crímenes de Odio de la Policía Estatal en la ley, al tiempo que exigen que los departamentos de policía locales presenten informes de presuntos delitos de odio a esa unidad dentro de dos semanas.
Rovella reconoció que los esfuerzos de la policía para estandarizar la aplicación de los delitos de odio “es un trabajo en progreso”, y que la agencia pronto planea implementar un nuevo formulario para que la policía municipal y los ciudadanos lo usen para reportar incidentes al Estado.
En cuanto a los incidentes en Hartford y Thompson, Rovella dijo que la policía no ha descubierto ninguna evidencia de que los casos estén conectados entre sí ni ningún esfuerzo organizado mayor para atacar a ciertos grupos dentro del Estado.
Una tendencia que ha encontrado la policía, según Rovella, es un número creciente de menores que se han “radicalizado” a una edad temprana, incluido un caso reciente en el este de Connecticut de un adolescente que lanzó una “retórica neonazi”.
El Comisionado dijo que no podía proporcionar más información sobre ese caso, debido a la edad del sospechoso.
