
HARTFORD.- Normalmente, el tráfico peatonal que entra y sale del Wheeler Family Health & Wellness Center, en la Woodland Avenue de Hartford, sería bastante estable.
Pero desde que comenzó la pandemia de COVID-19 en marzo, Keturah Kinch reveló que la actividad en persona ha ido disminuyendo paulatinamente.
Kinch es la directora del Wheeler Family Health & Wellness Center, que brinda una variedad de servicios de atención primaria y especializados, incluida la prevención y el control de la diabetes.
La diabetes y la prediabetes afectan a más de 100 millones de personas en los Estados Unidos.
Un informe estatal publicado el mes pasado muestra que los residentes afroamericanos y latinos tienen aproximadamente el doble de probabilidades de ser diagnosticados con diabetes que los blancos no hispanos.
Estos dos grupos raciales y étnicos también tienen tasas más altas de hospitalización y mortalidad por diabetes.
Es por eso que los proveedores de los centros de salud comunitarios indicaron que su enfoque antes y durante la pandemia ha sido reducir estas disparidades en los resultados de salud, al mismo tiempo que intentan evitar que la pandemia de coronavirus las empeore.
“Es significativo que afecte más a las personas de color en zonas densamente pobladas en las áreas urbanas. En muchos aspectos, la pandemia realmente aumentó y concentró algunos de los problemas y barreras que ya existen y que enfrentan muchos de nuestros pacientes”, indicó Kinch.
Aproximadamente el 80% de los pacientes del sitio principal de Wheeler en Hartford son afroamericanos o latinos, comentó Kinch.
De acuerdo con los expertos, hay diferentes tipos de diabetes y la tipo 2 es la más común. Las personas aún pueden producir la hormona insulina, pero el cuerpo no puede utilizarla de manera eficaz para regular el azúcar en la sangre.
Los factores de riesgo para desarrollar diabetes tipo 2 pueden incluir la inactividad, el sobrepeso y los malos hábitos alimenticios.
Muchos diabéticos pueden controlar con éxito su diabetes con visitas regulares al cuidado de la salud y una combinación de ejercicio, nutrición y medicamentos. Pero aquellos que no controlan la enfermedad crónica corren un mayor riesgo de sufrir complicaciones de salud graves, como enfermedades cardíacas, enfermedades renales, daño a los nervios y otros problemas.
Los factores ambientales y socioeconómicos, desde la calidad del aire y el transporte hasta los ingresos y el seguro médico, pueden ayudar o dificultar la capacidad de una persona para controlar la diabetes, especialmente ahora en la pandemia.
“La gente está eligiendo qué factura van a pagar este mes y tal vez no sea una factura médica”, precisó Kinch, quien agregó que “o tal vez no accedan a los servicios de salud porque tienen miedo de recibir una factura”.
La doctora Mellisa Pensa es líder clínica de equidad en salud en el Fair Haven Community Health Care en New Haven, que atiende a una población significativa de residentes latinos y de bajos ingresos.
Ella estima que alrededor del 20% de los pacientes tienen diabetes o prediabetes.
“Vemos pacientes que están renunciando a la comida para poder pagar sus medicamentos, o renunciando a los alimentos y medicinas para poder pagar el alquiler y eso dificulta sus tratamientos médicos”, añadió Pensa.
Dijo que algunos de sus pacientes diabéticos también enfrentan barreras idiomáticas.
“A pesar de que nuestros pacientes tienen acceso a servicios en español aquí en Fair Haven, a menudo vemos a un paciente que dice: ‘Mi medicamento no estaba en la farmacia’. Luego, llamas a la farmacia y te dicen: ‘Está ahí, tenemos resurtidos’. Entonces, algo claramente se perdió en la traducción”, aseguró Pensa.
Los proveedores de salud dicen que también hay personas que tienen una profunda desconfianza en el sistema de atención médica que se deriva de experiencias nuevas o heredadas de racismo sistémico. Los centros utilizan trabajadores de salud comunitarios para tratar de reconstruir esas relaciones.
