
NEW HAVEN.- El inmigrante Nelson Pinos cumplió 208 días de estar refugiado en una iglesia santuario en esta ciudad. Eso es casi 7 meses.
“Es duro estar tanto tiempo sin poder mantener a mi familia, sin poder llevar a mis hijos a la escuela, sin poder ir con ellos al parque”, declaró Pinos.
Pinos buscó refugio en la First and Summerfield United Methodist Church en noviembre pasado, el día en que se suponía que debía ser deportado a Ecuador.
Si el inmigrante sale de la iglesia, los agentes de inmigración podrían arrestarlo, por lo que el hispano sigue refugiado en el santuario.
Si bien las últimas noticias están llenas de historias de familias separadas en la frontera, los defensores de New Haven señalan que la historia de Pinos también es triste, ya que está separado de su esposa y sus tres hijos cada día.
“Esto es inhumano y esto es cruel. No se pueden mantener a las familias separadas”, declaró la defensora de los inmigrantes, Vanesa Suárez, de la organización Unidad Latina en Acción (ULA).
Pinos llegó a los Estados Unidos en 1992. Dio pasos para convertirse en ciudadano legal, pero sus abogados indicaron que hubo una audiencia en un tribunal de inmigración en Minnesota hace años a la cual no asistió porque no sabía nada al respecto y eso ha provocado que el tribunal se haya negado para volver a abrir su caso.
“Pero incluso en el contexto de este sistema de inmigración roto, hay algunos espacios donde hay un poco de espacio para la piedad”, indicó Williams.
“Se necesita un poco de espacio para la compasión de sentido común para darle a alguien que nunca tuvo la oportunidad de presentar su caso por completo, se le debe de dar esa oportunidad”, precisó el abogado.
El inmigrante tiene tres niños en edad escolar que nacieron en los Estados Unidos. Su esposa no lo es y también está tratando de hacerse ciudadana.
Ambos aseguraron que pagan sus impuestos y nunca han violado ninguna ley, excepto entrar al país de manera indocumentada.
Mientras que los abogados trabajan para cambiar el estatus legal de Pinos, la orden de deportación sigue pendiente sobre su cabeza, por lo que continuará viviendo en el santuario en la iglesia por el tiempo que sea necesario.