NORWALK.- El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) anunció que se espera que la frontera sur reciba más inmigrantes que en los últimos 20 años.
Debido a la pandemia de COVID-19, el DHS está expulsando a la mayoría de los adultos y familias de regreso a México o sus países de origen y solo se les permite quedarse a los niños no acompañados.
El número de esos niños está aumentando y los servicios de inmigración en Connecticut se están preparando para ese aumento en los refugios locales.
El Connecticut Institute for Refugees and Immigrants (CIRI) tiene un contrato con el gobierno federal para ayudar a los niños no acompañados.
La forma en que funciona es que una vez que esos niños cruzan ilegalmente a los Estados Unidos, son detenidos por la patrulla fronteriza.
Luego, como son menores de 18 años, son trasladados a un refugio dirigido por el Departamento de Salud y Servicios Humanos, y algunos de esos refugios están en Connecticut.
Los menores no acompañados son niños menores de 18 años que vienen solos a los Estados Unidos, algunos tan jóvenes como de 4 años.
La mayoría de ellos son de Centroamérica que viajaron miles de millas con la esperanza de un futuro mejor.
“Muchos de los casos con los que hemos estado trabajando, son de niños que están huyendo de la violencia, circunstancias muy difíciles en las que podrían ser reclutados para pandillas o para hacer algo en su país de origen con lo que tal vez no estén de acuerdo”, manifestó Leonela Cruz-Ahuatl, directora de Project Rescue, un programa contra la trata de personas y menores no acompañados.
Cruz-Ahuatl, de CIRI, dijo que esperan un aumento de niños no acompañados en el Estado.
Una vez que esos niños dejan la custodia de la patrulla fronteriza y entran a los refugios, el CIRI interviene.
“Tan pronto como los niños son colocados en el refugio, se les da una llamada telefónica para intentar comenzar el proceso para ayudar a identificar un patrocinador. Ese padrino puede ser un padre biológico, un pariente, pero también un amigo de la familia”, explicó Cruz-Ahuatl.
El CIRI evalúa a los patrocinadores para asegurarse de que sea un lugar seguro para los niños.
Además de realizar estas evaluaciones para el gobierno federal, también monitorean el hogar después de la selección del patrocinador, para asegurarse de que asistan a las audiencias de la corte de inmigración.
Izarelli Mendieta, un administrador de casos de servicios de estudio en el hogar y servicios posteriores a la liberación, dijo que se aseguran de que el patrocinador cumpla con los requisitos, como inscribirlos en la escuela, identificar un proveedor legal y conectarlos con la comunidad.
Los administradores de casos del CIRI están trabajando actualmente con alrededor de 75 menores, pero en general, las últimas cifras de Salud y Servicios Humanos muestran que en los últimos cuatro meses, alrededor de 120 menores fueron entregados a patrocinadores en Connecticut.
Esas cifras disminuyen debido a COVID-19, pero en el reciente aumento en 2019, más de mil menores fueron enviados a Connecticut.
A pesar de que las ubicaciones exactas de los refugios no se hacen públicas, los funcionarios del CIRI dijeron que muchos inmigrantes terminan en Connecticut debido a conexiones familiares.
“Tenemos una sólida comunidad de inmigrantes en Bridgeport, Norwalk, Waterbury, Harford y también en New Haven. Principalmente en las ciudades, pero eso no es todo”, comentó Ashley Gaudiano, directora de Relaciones Externas de CIRI.
El mes pasado, más de 7 mil menores no acompañados fueron transferidos al Departamento de Salud y Servicios Humanos.