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Connecticut podría perder un estimado de 46 mil espacios de cuidado infantil con licencia
BRIDGEPORT.- Connecticut comenzó con su primera fase de reapertura y los padres han empezado a regresar al trabajo, sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha complicado la búsqueda de cuidado infantil.
Los padres se muestran preocupados al no saber si es seguro llevar a sus hijos a un entorno grupal.
Al mismo tiempo, los proveedores de cuidado infantil se han visto muy afectados por la pandemia y al menos un estudio muestra que es posible que muchos no puedan mantener sus puertas abiertas, a pesar de que nunca se les ordenó cerrar.
Una encuesta realizada por la National Association for the Education of Young Children (NAEYC) antes de la pandemia de COVID-19, encontró que solo el 11 por ciento de los proveedores podrían sobrevivir a un cierre de un período de tiempo indeterminado sin el apoyo del gobierno, y solo el 27 por ciento podría sobrevivir a un cierre de un mes.
Si esos números son exactos, significa que Connecticut podría perder un estimado de 46 mil espacios de cuidado infantil con licencia.
Los proveedores desean continuar operando, pero la amenaza continua de infección significa que tendrán que hacerlo a una capacidad reducida. La forma en que compensen la diferencia será importante, de acuerdo con el informe.
“Nuestros maestros quieren volver a trabajar, pero quieren estar seguros y desean saber que cuando regresen al trabajo, el ambiente será el mismo, amoroso y enriquecedor al que estaban acostumbrados”, declaró Monette Ferguson, directora ejecutiva de ABCD, Inc. en Bridgeport.
Agregó que depende de los proveedores crear el ambiente más seguro posible para que puedan volver a cuidar a los niños. Eso significará acceso a equipos de protección personal y clases más pequeñas.
Por el momento, los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) recomiendan 10 niños por clase.
Ferguson expresó que es innegable ahora que el cuidado infantil es una de las partes más importantes de la economía.
Dijo que quieren asegurarse de que las familias a las que sirven estén seguras y que su personal esté seguro.
La transparencia es realmente importante cuando se trata de asegurar a los padres que las cosas están seguras, comentó.
Por el momento, los trabajadores de cuidado infantil no son miembros de los trabajadores de “alta prioridad” que el Estado está tratando de evaluar.
La doctora Deidre Gifford, comisionada interina del Departamento de Salud Pública, declaró la semana pasada que los centros de cuidado infantil sí reportan infecciones al Departamento y “es un número muy, muy pequeño de casos que hemos visto”.
Indicó que en la primera fase de las pruebas de alta prioridad “los trabajadores de las guarderías no son llamados específicamente, pero a medida que continuamos con nuestra estrategia de reapertura y seguimos aumentando nuestra capacidad de pruebas, todos los tipos de trabajadores de primera línea comenzarán a desarrollar orientación y recomendaciones”.
Si se sospecha que un trabajador de cuidado infantil tiene COVID-19, puede obtener pruebas prioritarias, pero las pruebas no se realizan de manera regular.
La comisionada de la Oficina de la Primera Infancia, Beth Bye, señaló que ha habido pocos casos de cuidado infantil temprano, y todos los casos se informan a Departamento de Salud Pública.
Bye explicó que al menos mil 552 proveedores de cuidado infantil han permanecido abiertos durante la pandemia, siguiendo los protocolos de lavado de manos, toma de temperatura y limpieza proporcionados por el estado.
Apuntó que podría tomar de seis a 12 meses para que los padres se sientan cómodos regresando, pero muchos programas no podrán durar tanto tiempo sin fondos y probablemente cerrarían.